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Una nueva frontera

martes, 31 de marzo de 2009



Los números defensivos están cambiando el valor de los peloteros


Uno puede casí ver a Bobby Abreu en el teléfono, dejando mensaje tras mensaje -- commo Mikey en Swingers -- esperando recibir un poco de amor al otro lado de la línea telefónica.
Solo quería dejar mi número. No quiero que vayas a pensar que estoy desesperado o algo así ...
Noah K. Murray/The Star-Ledger/Presswire
A pesar de sus números ofensivos, Abreu golpeó la pared en la agencia libre
El jardinero de 35 años entró al mercado de agentes libres con un resumé impresionante : bateó de por vida de .300 con un OPS .903 en 11 temporadas completas; 100 impulsadas o más en siete de las ocho temporadas anteriores; 20 o más bases robadas en cada temporada desde 1999. Los rumores eran que Abreu, quien se ganó $16 millones con los Yankees en el 2008, estaba esperando un contrato de $48 millones por tres temporadas.
Nadie dio un paso al frente.
Finalmente, el 12 de febrero, a días de comenzar los campos de entrenamiento primaveral, Abreu firmó un contrato de $5 millones por una temporada con los Angelinos. Un día antes, Adam Dunn, quien había conectado 40 jonrones o más en cinco temporadas consecutivas y se ganó $13 millones con los Rojos y los Diamondbacks en el 2008, tuvo que aceptar una oferta de dos años y $20 millones de parte de los Nacionales. Fue el mismo acuerdo que había ignorado anteriormente debido a que estaba seguro de que conseguiría algo más grande y mejor.
¿Así que qué pasó? ¿Acaso eso es prueba de la crisis económica global? Toleteros de Grandes Ligas en busca de fortuna reciben golpe a sus bolsillos. La historia a las 11. No, la historia real es esos llamativos números ofensivos son la mitad de la historia. El problema para Abreu y Dunn -- y para Jason Giambi y Pat Burrell, entre otros -- es que el mercado se puso a valorar más la defensiva y la diferencia que hace es una manera increiblemente valorativa. Por primera vez, muchos equipos de Grandes Ligas se encuentran midiendo a los jugadores de posición en su total, tanto ofensiva como defensivamente, usando medidas sofisticadas. "Tres o cuatro años atrás," dijo un gente de la Liga Americana, "No creo que hubiesen habido muchos equipos que miraran esas cosas tan de cerca."
Anteriormente se solía hablar de si un jugador era bueno o malo con el guante, pero no se era demasiado específico. En estos días, gracias a los fanáticos de los números que se han dedicado a compilar las estadísticas defensivas por más de 20 años, tenemos algunas fórmulas bastante específicas para determinar su contribución defensiva. O, en el caso de Abreu y Dunn, su daño defensivo.
Por los cálculos de John Dewan, autor de La Bíblia del Fildeo Volumen II, Abreu es uno de los peores jardineros derechos en todo el béisbol. (Olvídense del Guante de Oro que ganó en el 2005. Esos premios, por los que votan managers y coaches, están influenciados muchas veces por la reputación defensiva de un jugador e incluso por su actuación ofensiva.) En las pasadas tres temporadas, Abreu ha hecho jugadas en 28 batazos menos que lo que se espera sea el promedio para un jardinero derecho en la liga, costándole a sus equipos (los Filis y los Yankees) 19 carreras. Alexis Ríos, de Toronto, es el mejor jugador en dicha posición, logrando 26 pelotas más que el jardinero derecho promedio y salvándole a su equipo unas 49 carreras (o casi cinco victorias) durante ese mismo periodo. Mientras tanto, Dunn alcanzó 31 pelotas menos que el jardinero izquierdo promedio, costándole a sus equipos (Cincinnati y, por poco tiempo, Arizona) 39 carreras. Sorprendentemente, Alfonso Soriano, de los Cachorros, tiene el mejor promedio defensivo entre los jardineros izquierdos en los últimos tres años. Ha logrado tres pelotas más que el jardinero promedio, salvándole a su equipo unas 42 carreras. Carl Crawford, de los Rays, quien le ha llegado a 22 pelotas más que el jardinero izquierdo promedio, llegó segundo con 22 carreras salvadas.
Así que cuando se toma en cuenta la defensiva, después de todo, Abreu y Dunn no eran agentes libres élites. Su potencial contribución ofensiva esta minada por sus deficiencias defensivas, haciendo que el mercado los juzgara como jugadores unidimensionales.
Los escuchas tradicionales te pueden decir si un jugador tiene un buen o mal guante y generalmente si un jugador es mejor que otro en su posición defensiva. "La diferencia con las medidas avanzadas es que tienes un retrato completo de cuan bueno o malo es un jugador," dijo un ejecutivo de la Liga Americana. "O puedes tener un sentido completo de lo que te está costando en defensiva en relación a lo que hace con el bate."
La medida creada por Baseball Prospectus llamada Wins Above Replacement Player (Victorias por encima de un Jugador de Reemplazo), o WARP por sus siglas en inglés, toma en cuenta tanto la ofensiva como la defensiva. El año pasado, Dunn tuvo un WARP de 3.7, lo que significa que él vale ese número de victorias por encima de su equivalente en un jugador promedio en Triple A en su posición. Comparen eso con David DeJesus, de los Reales, un jardinero izquierdo sobresaliente, pero que no es toletero, quien tuvo un WARP of 5.2. "Estamos comenzando a ver a equipos tomando un retrato completo del valor de un jugador," dijo Mitchel Lichtman, un ex estadístico de los Cardenales quien creó otra formula conocida como el Ultimate Zone Rating (UZR), que mide cuantas carreras salva o le cuesta un jugador a su equipo en relación con su promedio posicional.
¿Cuán extendida está esta corriente de pensamiento? Bueno, no todos los equipos piensan igual. Observen el derroche de Filadelfia en Raúl Ibáñez (tres años y $31.5 millones), cuyo UZR fue de –11.9 el año pasado y de –21.2 en 2007. Pero hay evidencia de que las medidas defensivas están influenciando más el pensamiento de muchos equipos, y no es solo los golpes financieros sufridos por Abreu y Dunn. En este invierno, los Marineros insistieron en obtener al jardinero Franklin Gutiérrez de los Indios en el triple cambio que involucró a J.J. Putz y los Mets. Seattle adquirió además a Endy Chávez -- ustedes recordarán su atrapada circense en el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional en el 2006 -- en el mismo acuerdo. Los Tigres, quienes fueron uno de los peores equipos defensivos en el béisbol el año pasado, se tomaron el riesgo de conseguir al campocorto Adam Everett, quien, antes de perderse las pasadas dos temporadas debido a lesiones, era considerado como un dios entre los tipos que crearon las estadísticas defensivas (34 carreras salvadas en el 2006). "El genio salió de la botella," dijo un gerente de la Liga Americana. "Hay algunos equipos que están mirando seriamente los análisis defensivos, y cada año son más y más."
A pesar que las medidas como el UZR están disponibles para los fanáticos de las estadísticas en todas partes, los oficiales de las oficinas centrales están renuentes a poner en el récord sus conclusiones sobre ellas. Nadie quiere revelar la fórmula de su equipo, por razones que van más allá del uso eficiente de recursos y las negociaciones inteligentes de contratos. en la era post esteroides, cuando el poder está en picada, los equipos están tratando de aprovechar cada cosa táctica a su disposición. "Su enfoque es en las llamadas cosas pequeñas," dijo un asistente de desarrollo de jugadores de la Liga Americana. "Las que, por supuesto, ya no son tan pequeñas."
Jim McIsaac/Getty Images
Muchos coinciden que Beltré es uno de los mejores antesalista del béisbol
Todo el mundo quiere convertirse en los próximos Rays, cuya temporada 2008 a la Cenicienta fue un dramático testimonio de lo que la defensa puede lograr. La primavera pasada, Baseball Prospectus predijo que los Rays ganarían entre 88 y 90 juegos, basados primordialmente en su mejorado trabajo con el guante. En el 2007, Tampa Bay tuvo una de las peores defensivas de la historia moderna; de acuerdo con los cálculos de BP, los fildeadores le costaron a los lanzadores 117 carreras más en comparación con la defensiva promedio de la liga. Pero un par de movidas astutas lo cambiaron todo: cambiaron a B.J. Upton de la segunda base al jardín central; canjearon a Delmon Young, quien había estado jugando algunos partidos en el jardín central; y establecieron a Jason Bartlett, adquirido en el cambio de Young, como el campocorto regular. Entonces, a dos semanas de comenzar la temporada, Evan Longoria llegó desde las menores y solidificó la tercera base. El resultado colectivo fue uno de los mejores equipos defensivos en el béisbol, salvando 59 carreras en el terreno. El cambio neto, de –117 a +59, resultó en casi 20 victorias adicionales, y fue un gran factor en el éxito del equipo. "Todo se basa en la diferencia de carreras," dijo un asistente de gerente de la Liga Nacional. "Hay una ventaja competitiva que ganar si tu análisis es correcto."
Las producciones ofensivas son relativamente fáciles de medir. Uno sabe si un tipo batea, y uno sabe lo que vale ese hit. Los análisis defensivos son más complejos. Uno necesita medir no solo lo que pasó sino lo que pudo haber pasado y lo que debió haber pasado. Uno tiene que lidiar con probabilidades además de producciones. Las evaluaciones defensivas están más matizadas ahora, representando muchas veces una mezcla entre los métodos tradicionales y los innovadores. Por ejemplo, el valor defensiva de Derek Jeter para los Yankees debería ser determinado por algo más que su porcentaje de fildeo, que fue el quinto mejor entre todos los campocortos en el 2008, y su facilidad para jugadas dramáticas. Uno tiene que considerar además el número de pelotas que no alcanza en comparación con el promedio para un torpedero de Grandes Ligas. Según esa medida, de acuerdo con la Biblia del Fildeo, Jeter llega último en su posición en las pasadas tres temporadas.
El alza en las estadísticas de fildel corresponde a una explosión de información impulsada por la tecnología, acerca de las pelotas bateadas en el terreno. Compañías como Baseball Info Solutions y STATS, Inc., le dan seguimiento hacia donde una pelota es bateada, cuan duro fue el batazo, quien la fildea y como (o si) lo convierte en un out. Tipos estadísticos como Lichtman y Dewan siguen compilando totales para cada jugadores en cada posición y comparan cada fildeador contra el promedio. "La información ha sido recopilada por años, pero las bases de datos se han vuelto más granulares, y están más disponibles que antes," dijo Lichtman. "Es un gran salto. Estamos en un periodo donde la curva, en términos de la diferencia que el análisis avanzado puede hacer, se está volviendo más pronunciada."
Cuando Michael Lewis escribió Moneyball, hace seis años, la renovación de los análisis ofensivos aceptables desató una guerra santa en el béisbol. Pero en esa ocasión, no esperen algo similar con los nuevos análisis defensivos (aparte del llanto desesperado de la Sociedad Bobby Abreu para Jardineros Envejecientes). Para comenzar, ni los escuchas ni los estadísticos estaban satisfechos con los viejos números. "No hay mucho que se pueda aprender del porcentaje de fildeo, errores y putouts," dijo un ejecutivo de oficina central de un equipo de la Liga Americana. "El tipo con la mayor cantidad de errores no es el peor fildeado, y el tipo con el mejor porcentaje de fildeo no es el mejor." Además, los números de fildeo tienden a coincidir con las evaluaciones tradicionales de los escuchas. Pregúntenle a un escucha y a un analista de estadísticas que identifiquen el mejor antesalista defensivo en el béisbol en los últimos años, y ambos tendrán a Adrián Beltré y Pedro Feliz en el tope de sus listas. Como dice Dave Studenmund, co dueño de The Hardball Times, "A diferencia del argumento del OBP, que realmente reta el conocimiento convencional, en ocasiones estos números defensivos refuerzan lo que creíamos que era cierto."
Todavía queda mucho por aprender. La data defensiva de las ligas menores es grandemente inconsistente. Incluso la data de Grandes Ligas, dependiendo de la formula utilizada, arroja resultados variados. Los analistas preferirían tener un record tecnológico preciso del tiempo que una pelota está en el aire, su velocidad y el punto donde cae. Los estadísticos están comenzando ahora a evaluar el efecto de las jugadas fallidas que no son catalogadas como errores y están comenzando a darle seguimiento a la ruta que toma un fildeador hacia la pelota. Un oficial de Grandes Ligas fantasea acerca de poner dispositivos de GPS en las gorras de los peloteros, y un analista de estadísticas en Internet se imagina vistas de cámara desde la perspectiva del pelotero, similar al video de los escuchas en el football de las universidades y el profesional. "La atención general hacia la defensiva no es nueva del todo," dijo un ejecutivo de la Liga Nacional. "Pero ahora estamos muy inmersos en el proceso de construir sistemas."
El juego está evolucionando una vez más. Los analistas del fildeo se están convirtiendo en parte integral de como se estructuran los contratos y como se construyen los equipos. La defensiva era considerada por mucho tiempo como el terreno inexplorado de las estadísticas. A medida que estas estadísticas se vuelven parte del pensamiento convencional del béisbol, la defensiva entra en otra provincia.
"En mi mente," dijo un gerente general de la Liga Nacional, "es la nueva frontera.